sábado, 11 de junio de 2011

Entrevista a Carlos Cosías, tenor. Protagonista de 'Los Diamantes de la Corona' en Oviedo





11/06/2011

“Los Diamantes de la Corona nos hace quitarnos los prejuicios y los complejos hacia lo español”


El tenor barcelonés Carlos Cosías es el protagonista de la zarzuela ‘Los Diamantes de la Corona’, la recuperación de un título clásico de Francisco Asenjo Barbieri que se presentó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el año pasado y que desde mañana pone fin al XVIII Festival Lírico en el Teatro Campoamor. Sumergido en los últimos ensayos, nos recibe en su camerino para presentar las claves de un título tan poco conocido para el público general, además de revelar algunos aspectos del trabajo previo al estreno y reflexionar sobre el presente de la lírica española.

No estamos ante una zarzuela al uso…

El lenguaje musical de Barbieri puede sorprender, porque es cercano al belcantismo más puro. Podríamos pensar en ópera italiana del XIX: un Bellini, un Donizetti, un Verdi joven… Pero, sobre todo, es de ese tipo de títulos que nos hace quitarnos los prejuicios y los complejos hacia lo ‘español’.

¿Se refiere a la calidad musical?

Sin duda. ‘Los Diamantes de la Corona’ es de una calidad musical excepcional. Como en todas las obras, existen números que pueden gustar más o menos, dependiendo de cada espectador, pero el conjunto es incuestionable.

¿Existe diferencia a la hora de afrontar el belcanto, típicamente italiano, en castellano?

El italiano y el castellano son muy parecidos, por ejemplo no tenemos vocales neutras como en otros idiomas que los hacen más complejos al canto, es más natural para mí desenvolverme en cualquiera de los dos idiomas. Y me gusta cantar en mi idioma, soy muy ‘zarzuelero’, y reivindico esta palabra alejada de todo tono peyorativo.

El argumento también se desmarca de los cánones…

El argumento está rebuscado, aunque no deja de ser la historia de la princesa buena que mira para el pueblo y funde sus diamantes para darles de comer. Sin embargo, la trama va más allá, mezclado con los enredos amorosos el humor y la acción hace de los ‘Diamantes’ una obra anormal, que aporta frescura y variedad al género.

¿Se encuentra cómodo en su faceta más cómica?

Sí, me siento muy a gusto, porque la escena alrededor también ayuda. Sin embargo, el papel de Marqués de Sandoval no estaba concebido así en su origen. Fue el director de escena, José Carlos Plaza, el que en la revisión del texto vio la capacidad cómica del personaje. Eso para el público convierte esta zarzuela ambientada en el siglo XVIII en algo muy fresco.

¿En qué basa su personaje?

Sandoval es un marqués, que requiere su seriedad y solemnidad en ciertos aspectos, pero hemos tratado de buscar el punto cómico que existe en obras como ‘La Venganza de Don Mendo’, sobre todo en el aspecto más canalla del personaje.

¿La revisión para la recuperación de este título ha conllevado cambios o cortes sobre el original?

La parte musical se representa entera, no se ha eliminado ningún número, salvo alguna repetición, como sí ocurre con la grabación de referencia, pero muy antigua, del Maestro Ataúlfo Argenta. Las partes habladas, que son todas en verso, sí están más recortadas.

¿El trabajo del verso aporta una dificultad añadida?

Dobla el trabajo. Ha habido muchas sesiones de lectura con Plaza alrededor de una mesa en Madrid, y ha tenido una paciencia infinita con nosotros, porque éramos unos inexpertos cuando nos embarcamos en este proyecto.

¿Necesita una técnica especial para pasar del canto al habla?

La impostación de la voz es distinta a la del canto, y es peligroso hablar nada más terminar de cantar, porque la voz se queda muy arriba, y podría resultar incluso ridícula al espectador. A través de la experiencia he ido modelando mis propios trucos, aquellos que me van bien para economizar los esfuerzos y cuidar la garganta hasta el final de la representación.

¿Cómo son los ‘Diamantes’ de José Carlos Plaza?

Como en tantas otras ocasiones, el Maestro Plaza ha hecho una creación. Ha buscado una lectura divertida de la obra, y sobre todo un montaje clásico, que es un homenaje al teatro por excelencia. Se van a ver preciosos telones pintados y un trabajo de iluminación y vestuario espectacular.

En el aspecto escénico, parece que hoy lo innovador es volver la mirada atrás…

Acostumbrados a ver producciones donde a menudo se desfigura la esencia del original, el público sabe agradecer esta honestidad en la puesta en escena. En Madrid, la escena de Plaza arrancaba los aplausos con la sola subida del telón. Se puede ser original e innovador sin buscar lo estrambótico ni lo grotesco.

¿En tiempos de crisis se puede seguir haciendo escena tan ampulosa?

Estoy seguro de que esta producción no es de las caras dentro de una temporada, porque estamos hablando de telones pintados, los vestidos también están pintados… No es el coste de otras más ‘modernas’, que se llevan mucho más en presupuesto. Además, si se quisiese rodar en una gira, el gasto sería mínimo, ya que la escena se enrolla y se guarda.

¿Esta obra es exportable fuera de España?

Totalmente. Tengo amigos extranjeros que han venido a España a ver ‘Los Diamantes de la Corona’ y salen asombrados, emparejando a Barbieri con Bellini o Donizetti. El tema de las partes habladas no es problemático, para eso existen los sobretítulos (igual que se hace con las partes habladas de Mozart, por ejemplo). Aunque es cierto que las traducciones desvirtúan el verso, la música, que es lo primordial, es muy directa.

Sin embargo, sigue pareciendo una utopía ver a un extranjero cantando zarzuela.

Existen casos, como Cristina Gallardo-Domâs, que hizo la Luisa Fernanda aquí en Oviedo, aunque ella es chilena, hispanoparlante. Sin embargo, existen muchos problemas con los acentos específicos y la entonación. Es realmente complicado, incluso para nosotros cantar en otra lengua. Uno puede cantar en alemán en Italia o Francia más relajado, pero hay mucho más reparo al hacerlo en la propia Alemania


Fotos: © Fidelio Artist - A. BOFILL

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