sábado, 12 de noviembre de 2011

El Mozart más enigmático y popular



12/11/2011

Foto: Ópera de Oviedo

Una de las obras cumbre y más enigmáticas de la historia de la ópera será el tercer título de la Temporada en Oviedo. ‘La flauta mágica’, de Wolfgang Amadeus Mozart, se estrena mañana, y durante cuatro funciones de primer reparto (los días 13, 15, 17 y 19) y una de segundo cast (día 18) se podrá disfrutar en Oviedo de una arriesgada producción procedente de la Garsington Opera, con las voces principales de  José Luis Sola, Valeria Farcas, Kenneth Kellog, Íride Martínez y Joan Martín Royo. La batuta de Paul Goodwin y la OFIL en el foso completan los nombres del titulo que hasta ahora más expectación ha creado.

Foto: Ópera de Oviedo

Sería injusto reducir ‘La flauta mágica’ a un aria para soprano, aunque sea la más famosa de la historia: la Reina de la Noche cantando “Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen”, ordenando a su hija Pamina que asesine a Sarastro. La fuerza de la música, lo impactante del texto, el amenazador Re menor mozartiano (tonalidad que también gobernaba el Réquiem de este autor), la locura del personaje reflejada en esos imposibles sobreagudos… Todo ha hecho de esta página un hito casi insuperable. Sin embargo, la ‘Flauta’ es mucho más. 


Para empezar, ni siquiera es una ópera. Se trata de un ‘singspiel’ (el segundo que se representa en la Temporada tras ‘El Murciélago’), una ópera popular con partes habladas muy similar a la zarzuela española. Divertimento de pueblo llano al que el propio Mozart era muy aficionado y donde trabó amistad con uno de los más famosos empresarios de Viena: Emanuel Schikaneder. Fue en 1791 cuando Schikaneder, en graves apuros económicos, encargó a Mozart para su teatro este título fantástico en el que, sin embargo, ambos quisieron introducir algo más. 



Siempre se ha dicho que la música de Mozart salvó el libreto, y es cierto, al dotarle de una profundidad y de un sentimiento que jamás hubiera conocido en manos de otro compositor; la simpleza de Papageno, –por cierto que el primero en interpretarlo fue el propio Schikaneder– devino picara comicidad y la poca consistencia de los personajes principales, el príncipe Tamino y la princesa Pamina, tuvo matices ensoñadores, la maldad grotesca de Monostatos cobró un papel relevante y la ambigua conducta de la Reina de la Noche, permitió el lucimiento de unas arias magníficas.


Foto: Ópera de Oviedo
El argumento en sí  es un verdadero lío de encuentros y desencuentros sustentado sobre unos enamoramientos totalmente románticos (él ve un retrato de ella y la ama inmediatamente, ella verá un retrato de él más adelante y lo mismo). Se nos habla de un príncipe, Tamino que tiene que liberar a Pamina la hija de la Reina de la Noche, del malvado sacerdote Sarastro, que de malvado no tiene nada como se descubrirá a su debido tiempo, para ello se le entrega al príncipe una flauta mágica de oro como única protección y ayuda.

Hoy en día casi nadie pone en duda la fuerte carga de ideología masónica de ‘La Flauta Mágica’. Representa en su plenitud un viaje iniciático, una búsqueda desde la oscuridad hacia la luz, y esto no es casual. Tanto Mozart como Schikaneder, libretista de la obra, eran hermanos masones, pertenecientes a la hermandad Zur Wohltätigkeit (La Beneficencia), a la que el compositor había accedido el 14 de diciembre de 1784. Cuando se produjo el estreno de ‘La flauta mágica,’ la masonería acababa de ser prohibida en el imperio austriaco por su relación en ese país con los Iluminados de Baviera. Muchas de las ideas y motivos de la ópera recuerdan los de la filosofía de la ilustración.

En ese sentido, ‘La flauta mágica’ sería una clara representación de una Iniciación masónica según el Rito Zinnendorf. En muchos estudios se considera la posibilidad de que en la ópera se encuentre una representación de Ignaz von Born en el papel de Sarastro (sumo sacerdote de Isis y Osiris, según el libreto). Von Born era un individuo con gran influencia en la masonería austriaca de la época, y fue suaadrinamiento el que permitió a Mozart ingresar en la Logia. Muchos son los indicadores masónicos en la partitura, comenzando por triple acorde que da comienzo a la obertura. De hecho, el número tres se encuentra muy presente en la ópera: la tonalidad inicial es Mi bemol Mayor (posee tres bemoles en la partitura), la figura de los tres niños que guían el viaje de Tamino o las tres damas que acompañan a la Reina refuerzan esta idea. Asimismo, el tema de la lucha entre la luz y la oscuridad, es un símbolo recurrente en las enseñanzas masónicas. Todo con objeto de difundir la masonería en un momento en el que el Imperio austrohúngaro intentaba prohibirla.
Foto: Ópera de Oviedo

Musicalmente este título reúne características muy dispares: un gran contenedor donde caben referencias a la ópera seria, la opera bufa, el singspiel, el coral luterano o la canción popular alemana. La propuesta  escénica que llega a Oviedo es, cuanto menos, innovadora. La firma la londinense Olivia Fuchs, quien ha tenido muy presente la simbología masónica para su puesta en escena, si bien busca elementos nuevos que aporten nuevos significados a una obra de por sí plurisignificante.

Jugando con pocos elementos en escena, pero siempre sorprendentes y dinámicos y, sobre todo apoyándose en la idea de viaje, en las estaciones del año y en paletas cromáticas que guiarán al espectador a lo largo de la ópera, Olivia Fuchs llevará a ‘La Flauta Mágica’ hasta el siglo XXI. Llena de lirismo y fuerza, explotando los elementos humorísticos –que también son muchos– de la obra de Mozart: cresta en el pelo para el pajarero Papageno, bicicletas, lanzamisiles, una gran bañera cubierta de pétalos, paraguas e incluso acróbatas prometen no dejar indiferente a nadie.

Para Peter von Matt ‘La flauta mágica’ es, junto al ‘Hamlet’ de Shakespeare y a ‘La Gioconda’ de Leonardo, el tercer gran enigma de nuestra cultura. Desde mañana en Oviedo se podrá intentar desentrañar este misterio.







FICHA

Die Zauberflöte (La flauta mágica)
Música de Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, 1756-Viena, 1791)
Libreto de Emanuel Schikaneder.
Ópera en dos actos estrenada en el Theater auf der Wieden el 30 de septiembre de 1791.
Producción de la Garsington Opera.

PERSONAJES E INTÉRPRETES
Tamino: José Luis Sola / Peter Gijsbertsen (18/11)
Pamina: Valentina Farcas / María Eugenia Boix (18/11)
Reina de la Noche: Íride Martínez / Silvia Vázquez (18/11)
Papageno: Joan Martín-Royo / Manel Esteve (18/11)
Sarastro: Kenneth Kellogg / Vuyani Mlinde (18/11)
Monostatos: Mikeldi Atxalandabaso
Papagena: Itziar De Unda
Orador: Iván García
Primer sacerdote / Segundo escudero: José Manuel Díaz
Segundo sacerdote / Primer escudero: Charles Dos Santos
Primera dama: Cristina Obregón
Segunda dama: María José Suárez
Tercera dama: Mireia Pintó
Primer muchacho: Helena Abad
Segundo muchacho: Cristina Sánchez
Tercer muchacho: Carmen Muñoz

Dirección musical: Paul Goodwin
Dirección de escena: Olivia Fuchs
Diseño de escenografía y vestuario: Niki Turner
Diseño de iluminación: Bruno Poet
Coreografía: Tim Claydon
Dirección del coro: Patxi Aizpiri

Orquesta Oviedo Filarmonía
Coro de la Ópera de Oviedo
Funciones 13 (18 hs.), 15 (20 hs.), 17 (20 hs.), 18 (Segundo reparto, 20 hs.) y 19 (20 hs.) de noviembre. Teatro Campoamor de Oviedo.

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