11/10/2008
París, Francia. Barrio Latino, alrededor de 1830. Avanzamos unos años en la historia del país vecino, y del ambiente revolucionario que servía como escenario para los Diálogos de Carmelitas de Poulenc, viajamos al contexto bohemio por excelencia. Cambiamos la austeridad religiosa y la reflexión teológica por un canto al amor y al arte. Pintores, escritores, músicos… aspirantes a un reconocimiento que no llega se dan cita en una ciudad que respira creatividad por los cuatro costados, y que tras años oscuros se abre al mundo, en una exaltación del hombre y su intelecto por encima de todo. Es una época de miserias y pobreza, que se solventan con una desmedida pasión por la vida. Es el París más romántico, fuente de amores y tragedias. Es la historia de
El 1 de Febrero de 1896 Arturo Toscanini se ponía al frente de la orquesta del Teatro Regio de Turín para dirigir el estreno de la cuarta ópera de Giacomo Puccini. Su título,
A París llegaría dos años más tarde, el 13 de Junio de 1898, mostrando al público una realidad que conocía sobradamente bien. Lo que podían ver encima del escenario eran personajes reales, situaciones verosímiles, ambientes reconocibles. Oscar Wilde, que asistió a una de esas funciones, declaró: “Esta música es emocionante porque penetra en lo más profundo del corazón”.
La gestación de la ópera no fue sencilla. La historia fue tomada de un folletín por entregas titulado Escenas de la vida bohemia, del escritor Henri Murger, el cual relata las andanzas de un grupo de jóvenes artistas en el París de la primera mitad del siglo XIX. Los avatares comenzaron con la polémica surgida entre Puccini y Ruggero Leoncavallo - escritor y compositor (autor de I Pagliacci)- tras las desavenencias surgidas por el ofrecimiento que años atrás hizo este último al primero de un texto basado en la obra de Murger. La solución fue que cada uno escribiese su propia “Bohème”, si bien la de Leoncavallo, estrenada un año más tarde, no obtuvo un éxito comparable al de la que aquí nos ocupa.
Pero los problemas no terminaron aquí. Los elegidos por Puccini para escribir el libretto final fueron Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, que tuvieron que lidiar con la escrupulosidad del compositor, meticuloso hasta el extremo. Esta situación motivó numerosos enfrentamientos que amenazaban con la ruptura. Sólo la diplomacia del editor Giulio Ricordi consiguió llevar a buen puerto la tarea de adaptar a escena la novela de Murger.
Puccini comienza a poner música al texto de Giacosa e Illica durante todo el año 1895 con auténtico fervor. La implicación con la historia fue tal que, cuando el 10 de diciembre de ese año finaliza la partitura con la escena de la muerte de Mimì, el propio Puccini declara: “tuve que ponerme de pie, y, solo, en el centro del estudio, en medio del silencio de la noche, empecé a llorar como un niño. Era como si hubiese visto morir a mi propia hija”.
Musicalmente,
Desde su estreno en el Teatro Campoamor de Oviedo, el 1 de Abril de 1902,
En esta ocasión, al frente de
La producción escénica, que corre a cargo de Emilio Sagi, se estrenó en el Teatro Campoamor en Septiembre del año 2000. La acción se traslada al París derrotado y existencialista de la posguerra mundial, poniendo especial énfasis en la soledad de las personas en las grandes ciudades, en las dificultades para vivir y amar en ellas. Dice el director de escena asturiano: “Mi intención al acercar la acción a nuestros días fue darle esa actualidad que creo que tiene la obra […]. Pienso que encierra verdades y miserias que a todas las generaciones nos atañen: la muerte de amigas y amigos adorados, arrebatados por horribles enfermedades en los momentos más gloriosos de su juventud, cortando injustamente una vida plena de energía, de luz y de creatividad; dejándonos claro que la juventud se alejó; que Mimì ya no volverá más”.
LAS MUJERES Y PUCCINI
Las óperas de Puccini se caracterizan por los inolvidables personajes femeninos que las protagonizan.
EL VERISMO
LAS PEQUEÑAS COSAS
“Me interesan exclusivamente las pequeñas cosas, y no pienso dedicarme a nada que no sean las pequeñas cosas”. Esta afirmación de Puccini se hace realidad en
CAMBIO DE PROTAGONISTAS
La soprano Inva Mula, que en un principio interpretaría el rol de Mimí, canceló su participación en la producción ovetense. Su sustituta será la joven soprano croata Martina Zadro, que acaba de participar en el Festival de Ljubljana (Eslovenia) como Micaëla en la ópera Carmen. Tampoco estará en Oviedo el “aduanero” original, Javier Roldán. Su sustituto será Joan Sebastià Colomer.
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