sábado, 21 de noviembre de 2009

Entrevista a Pablo González, director




21/11/2009

“Si a estas alturas todavía alguien no ha entendido la grandeza de Mozart, yo no tengo nada que decirle”

El director asturiano Pablo González (Oviedo, 1975) es uno de los más cotizados del panorama nacional. Recientemente elegido titular de la Sinfónica de Barcelona, su meteórica carrera arrancó definitivamente cuando con 25 años fue nombrado director asistente de la Sinfónica de Londres, trabajando al lado de Sir Colin Davis. Ganador de numerosos concursos internacionales, es, además, principal director invitado de la Orquesta Sinfónica de Granada. Pero no todo ha sido un camino de rosas. En el año 2000 le fue diagnosticada una grave enfermedad, el síndrome de fatiga crónica, que le tuvo apartado de los escenarios durante 4 años. Hoy, plenamente recuperado, y con una trayectoria en continuo ascenso, ultima los detalles para el estreno de Don Giovanni en el Campoamor.



Maestro, bienvenido a casa. ¿Cómo se siente dirigiendo en el teatro de su ciudad?

Siempre me hace una ilusión especial trabajar en casa, la verdad es que desde siempre he tenido muchas y muy buenas oportunidades de presentarme en Oviedo. Además, es un lujo hacer una ópera como el ‘Don Giovanni’.

Usted no se ha prodigado demasiado en los fosos de ópera

Voy haciendo cada vez más cosas. Es verdad que he empezado tarde, hace apenas tres o cuatro años que hago ópera, pero voy intentando adquirir una regularidad, haciendo cada año algún proyecto operístico.

Se enfrenta a Don Giovanni, una ópera aparentemente sencilla y, sin embargo, muy compleja

En efecto, es una ópera compleja, una de las más grandes óperas escritas nunca, lo cual significa que está muy interpretada, todo el mundo tiene una idea del ‘Don Giovanni’ que le gusta… Es una dificultad añadida, pero es una obra maravillosa.

Como director, ¿trata de ofrecer una lectura personal o deja que fluya la partitura de manera natural?

Ambas cosas son necesarias. El texto es lo más importante, pero en la música hay que tomar una serie de decisiones interpretativa, y en ese sentido, claro que el criterio personal va a tener mucha importancia también.

Como ovetense conoce los particulares gustos del público. ¿Qué diría a los que tachan a Mozart de autor de ‘zarzuelitas’?

Si a estas alturas todavía alguien no ha entendido la grandeza de Mozart, yo no tengo nada que decirle. Cada uno tiene sus gustos. A mí me parece que Mozart es un gran compositor, y yo, como mucha gente, disfruto con su música, pero no soy quién para convencer a nadie. Por cierto, el término despectivo de ‘zarzuelita’ no me gusta nada, porque es rebajar un género grande como la zarzuela española, que yo adoro.

Volverá dentro de unos meses a Oviedo con otro ‘Don Juan’, en este caso el poema sinfónico de Richard Strauss (1889). ¿En qué época se siente más cómodo?

Tengo un repertorio muy variado, me gusta hacer de todo. Necesito cambiar. Si estoy mucho tiempo con orquesta, me gusta hacer música de cámara. Intento cambiar mi repertorio, probar cosas nuevas, me gusta la música contemporánea… Lo que realmente intento es no encasillarme.

¿Qué diferencias hay entre estar en un foso y encima de un podium en el escenario?

Hay una diferencia fundamental: cuando estás en un escenario y dispones de una orquesta en la que puedes confiar plenamente, el gesto de un director no es tan relevante como en el foso. A una orquesta de gran nivel puedes dejarla tocar, no necesitan que estés constantemente dirigiendo. Hay momentos en los que tienes que llevar a la orquesta y otros en los que puedes dejar que fluya la música por sí sola. Sin embargo en el foso al tener arriba unos cantantes y debajo una orquesta, la dependencia del gesto del director es mayor. El control debe ser absoluto, no existe la flexibilidad y el diálogo que sí se puede establecer en el escenario.

¿Se pueden inculcar ideas personales a cantantes que tienen su propia visión por haber estado años interpretando el mismo papel en 'Don Giovanni’?

Tú puedes tener una idea que esté en concordancia con la coherencia de la interpretación musical, pero al final tienes que respetar el terreno natural de cada voz. De hecho, al tener un doble reparto en este ‘Don Giovanni’, hay arias que cantamos a diferentes ‘tempi’. Me parece que es fundamental adaptarse, como pasa cuando haces teatro o cine. Toda interpretación tiene algo de personal.

Como experto conocedor del panorama nacional, ¿a qué nivel situaría las orquestas asturianas?

Ambas tienen un nivel saludable, son orquestas con un margen de crecimiento. Poseen un gran potencial, y están a un muy buen nivel.

Resulta inevitable hablar de sus años de enfermedad, el síndrome de fatiga crónica. ¿Le molesta que se lo sigan recordando?

Todo lo contrario. Me parece que es bueno hablar de ello, porque cualquier entrevista la puede leer alguien que tenga la enfermedad, y es importante que sepan que cada vez existen más casos de personas que superamos la enfermedad y que salimos adelante. En contra de lo que parte de la comunidad médica mantiene, que es una enfermedad crónica para la que no existe cura, me gusta lanzar el mensaje contrario, porque yo mismo soy una prueba. Existe una salida.

Esos años también fueron de aprendizaje

Todos los periodos de la vida son un continuo aprendizaje. Al final de una época difícil uno puede torturarse durante años repitiéndose lo desgraciado que fue por lo que le ocurrió, o puede aprovechar la circunstancia para mirar adelante e intentar sacar cosas positivas. Yo escojo ese segundo camino.

Y, en efecto, se recuperó y volvió fortalecido, ganando el prestigioso Concurso Internacional de Dirección de Orquesta de Cadaqués

Fue algo que me llenó de ilusión, porque yo me había apuntado anteriormente al concurso y no pude ir, porque ya comenzaba a sentirme mal por mi enfermedad. Volver seis años después y ganar el concurso supuso cerrar el círculo. El premio incluía contratos con 28 orquestas diferentes desarrollados durante tres años, lo que me permitió conocer muchas formaciones.

¿Tiene la esperanza de llegar a ser titular en su tierra?

La verdad es que es algo que no me planteo en estos momentos, porque estoy comenzando una nueva etapa en Barcelona que me ilusiona mucho. Además, tengo la suerte de venir regularmente a Asturias a dirigir conciertos. ¿El futuro? Nunca se sabe.


N. del A.: Un gran tipo. Quedamos para hacer la entrevista por teléfono y le pillé de compras a la hora convenida. Al poco me llamó él, ya más tranquilo, y estuvo receptivo y colaborador, con respuestas amplias llenas de contenido. No siempre sucede.

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