23/01/2010
Como ya viene siendo habitual, un título de Verdi es el encargado de clausurar la Temporada de la Ópera de Oviedo. En este caso, el drama genovés ‘Simon Boccanegra’, basado en una obra teatral de origen español, y que, por su oscuridad y complejidad, se desmarca de las óperas ‘fáciles’ de Verdi. Con la anunciada baja de Carlos Álvarez, el difícil rol de Boccanegra, que abarca más 25 años de vida del personaje, será interpretado por Marco di Felice, que debuta en el Campoamor. Hoy se levanta el telón de esta ópera política con un estreno que tendrá su continuación con tres funciones más los días 25, 28 y 30 de enero.
Tras los estrenos de la llamada trilogía popular –‘Rigoletto’, ‘Il trovatore’ y ‘La Traviata’- y de ‘I vespri siciliani’, Verdi estrena el 12 de marzo de 1857 en el Teatro de La Fenice de Venecia, la ópera en un prólogo y tres actos: ‘Simon Boccanegra’. El libreto de Francesco Maria Piave estaba basado en la tragedia del mismo título de Antonio García Gutiérrez. Verdi ya había utilizado una obra del escritor español como argumento de otra de sus óperas más conocidas: ‘Il trovatore’.
La primera versión de ‘Simon Boccanegra’, hoy día prácticamente desconocida, no tuvo ningún éxito. El carácter oscuro de la trama resultó demasiado opresivo y la crítica de la época reprobó a Verdi la fragilidad de la música, la falta de brillo canoro y las veleidades armónicas de la partitura como rasgos negativos de la composición. Tres días después del estreno, ‘La Gazzetta Privilegiata’ de Venecia señalaba algunas razones del desencuentro con el público: “La música de Boccanegra es de tal manera que no puede lograr un efecto inmediato. Es muy elaborada, compuesta con los más refinados conocimientos y precisa ser estudiada en todos sus detalles. La primera noche no se comprendió y condujo a algunos juicios precipitados, juicios amargos y hostiles. Esta desfavorable impresión inicial podía ser explicada hasta cierto punto por el carácter de la música, quizá demasiado fuerte y severa, y de ahí el triste colorido que domina la partitura, especialmente en el Prólogo”.Hacia 1880 Verdi se dejó convencer por el editor Ricordi y volvió a la partitura de ‘Simon Boccanegra’. En esta segunda versión sería Arrigo Boito el libretista de la ópera.
Simon Boccanegra se enmarca en la galería de personajes de padre creados por Verdi, que ocuparon un lugar central en todo su mundo dramático y fueron los más destacados de su creación: desde Foscari hasta Felipe II y Amonasro, pasando por personajes como Miller y Rigoletto. Pero ninguna de esas figuras dramáticas -tan contradictorias en sus relaciones con sus hijos- tiene la luminosidad de Boccanegra. Los vínculos de éste con su hija están llenos de sentimientos profundos. Sin embargo el retrato definitivo de Boccanegra lo perfila Verdi en la segunda versión de la ópera. El protagonista de la ópera no es ya un aventurero dedicado a la política sino un hombre de Estado, un humanista con voluntad de acero, implacable con sus enemigos. Verdi quiso exponer a través de este personaje sus ideas de armonía y paz para la política italiana de su tiempo.
Desde el punto de vista dramático la ópera narra unos hechos históricos ocurridos en la Génova del siglo XIV en unos momentos de enfrentamiento entre las clases populares y la aristocracia.
Desde el punto de vista musical, ‘Simon Boccanegra’ tiene un oscuro tono de fondo que se mantiene a lo largo de toda la obra. El mar se convierte en el protagonista de toda la composición. Una idea lógica ya que la ópera desarrolla la trama en una ciudad marítima como Génova y el protagonista de la obra es un héroe cuyo destino está irremisiblemente unido al mar. Esta presencia ya la encontramos en la primera versión de la ópera. El acto I empezaba con una descripción musical de las olas del mar. La entrada de Amelia en escena está envuelta por una música que describe el suave oleaje y la brisa del mar. La revisión de 1880 también mantiene esta presencia del mar en distintas escenas, toda la ópera esta impregnada de esta atmósfera marina.
La versión revisada de ‘Simon Boccanegra’ se estrenó en la Scala de Milán el 24 de marzo de 1881, sin demasiado éxito, ya que las innovaciones propuestas por Verdi no fueron comprendidas por el público. La ópera siguió conservando su valor de partitura experimental y avanzada, y en la misma observamos un refinamiento de los recursos melódicos, armónicos e instrumentales propios de la última fase creativa del compositor. ‘Simon Boccanegra’ es una de las óperas más intensas de la madurez verdiana.
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