Ensayo publicado en el número 9 de Jugar con Fuego. Revista de Musicología
Sección Allegro con moto
"No te voy a confiscar el móvil, pero tengo que recordarte que está prohibido que grabes o fotografíes nada de lo que veas en pantalla”. A mí, que la frase me golpea descolocado, dejando la cazadora en mi silla delante de un monitor Sony Trinitron de 9 pulgadas con más mili que el palo de la bandera, se me escapa la risa. Cuando miro a la mujer que me acompaña en el Departamento de Documentación de TVE me doy cuenta de que habla en serio. Así que bajo la mirada, murmullo un “claro, claro, por supuesto” y me dispongo a dejarme la vista en un cubículo ante una montaña de cintas Betacam que, amenazadoras, retan a mis córneas a no ser capaces de aguantar la maratón de visionado que me espera.
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