jueves, 29 de abril de 2010

Notas al programa, Conciertos del Auditorio (Wolf Ferrari - Strauss)

Ciclo de Conciertos del Auditorio 2009/ 2010

29/04/2010

Ermanno Wolf- Ferrari

Otto Cori

En el año 1895 el joven Ermanno Wolf- Ferrari termina sus estudios de contrapunto con Josef Rheinberger en la prestigiosa Akademie der Tonkunst de Munich y decide abandonar su otra gran pasión, la pintura, para poder dedicarse de pleno a la música. Tres años más tarde ven la luz estos Ocho Coros escritos para coro mixto a capella, fruto de sus experiencias al frente de una agrupación coral en Milán. La estancia en la ciudad le permitió conocer a los dos grandes ‘monstruos’ de la ópera del momento, Arrigo Boito y Giuseppe Verdi, que influirán de manera decisiva en la posterior carrera como compositor lírico de Wolf- Ferrari, faceta en la que su reconocimiento ha sido mayor.

En esta temprana composición, que ni siquiera posee número de opus en su catálogo, se aprecia un estilo simple, pero no por ello bajo de calidad. Pese a no poseer arriesgadas armonías y no abandonar casi en ningún momento el estilo homofónico, es precisamente su sencillez, el aura de juventud, lo que otorga un carácter fresco a la composición.

La Passione

Profundamente afectado por la Primera Guerra Mundial, Wolf- Ferrari cesó su actividad compositiva -o, al menos, dejó de estrenar- entre 1914 y 1925. Su doble ascendencia italo-alemana y su vida, a caballo entre dos países en guerra, le trajeron muchos problemas. Después de la guerra volvió a Munich y poco a poco recuperó las ganas de componer. En la época del estreno de La Passione, el año 1937, Wolf- Ferrari había recuperado un ritmo de trabajo e incluso de éxitos considerable, que le llevarán en 1939 a la plaza de profesor de composición en el Mozarteum de Salzburgo.

La Passione, op. 21, está de nuevo creada para coro mixto a capella, y conoció, como muchas de las obras del compositor, versión en alemán y en italiano. Basada en textos religiosos populares, la quietud y, sobre todo la tensión, están presentes en esta invocación a María, que va en busca de su Hijo para descubrir que ha sido capturado y condenado a muerte. Secciones de gran dramatismo se van sucediendo, mientras el coro describe a la Madre el sufrimiento de Jesús. El final, sobre la frase “Hoy ha muerto el Redentor”, posee una enorme fuerza acrecentada por el registro grave de las voces y el cambio a un tempo más lento, para describir la quietud de la muerte.

Talitha Kumi

Cuenta el Evangelio de San Marcos que Jesús despertó de la muerte a la hija de Jairo, salvada por la fe de su padre, con las palabras “Talitha Kumi”, que en una traducción libre significarían “Niña, levántate”. Sobre este pasaje bíblico Wolf- Ferrari estrenó en 1900 un oratorio con el número 3 en su catálogo, intentando repetir el éxito de su anterior incursión en el género, La Sulamite (1898). Estructurada en dos partes, las amplias secciones orquestales consiguen una variedad textural muy interesante, pasando de momentos casi camerísticos a grandes pasajes de profunda densidad, sobre todo en la segunda parte, con la introducción del órgano. En ambas, el texto es presentado de forma similar, con las intervenciones del Evangelista, de Jairo y de Jesús, para pasar después al comentario del coro en la línea más tradicional de los corales de oratorio, sin renunciar a un estilo post-romántico característico de Wolf- Ferrari, estilo que por entonces estaba en su apogeo y al que él, pese a la aparición de grandes fenómenos como la Escuela de Viena, permaneció fiel.



Richard Strauss: Lieder

“Estaré pasando las páginas de un libro de poesía; un poema me golpeará en el ojo. Lo leo completo, coincide con mi estado de ánimo; y al momento, la música apropiada se ajusta instintivamente a él. Tengo una estructura musical en mi mente, y todo lo que anhelo es el poema correcto para dejar fluir mis ideas. Si la buena fortuna lo pone en mi camino, resulta una canción satisfactoria”

Richard Strauss

Liebeshymnus

“Himno al amor”, escrito por Richard Strauss para su mujer Pauline de Ahna, en 1897. Originariamente concebida para voz y piano, conoció pronto una orquestación de manos del propio compositor. La obra está estructurada en tres estrofas, y la exaltación de la persona amada es plena desde los dos primeros versos del poema de Karl Friedrich Henckell: “Saludo al día en que naciste/ saludo al día en que te conocí”. Strauss escribe apasionadas melodías de gran amplitud y lirismo, desarrolladas sobre bloques de acordes que sólo encontrarán la calma en el último verso, un ruego sincero y piadoso al destino para que la felicidad del momento no cambie jamás.

Morgen

Escrita en 1894, y arreglada para orquesta tres años después, Morgen se basa en el diálogo continuo entre un violín y la voz. La entrada de esta última es inusual, produciéndose al final de la frase del violín, apoyando en la cadencia perfecta el mensaje de optimismo “Y mañana el sol volverá a brillar”. De esta manera presenta la idea principal del texto de una manera contundente, conclusiva. Los arpegios de arpa se constituyen como principal instrumento acompañante del dúo. Strauss construye un ambiente onírico, envuelto en un aura de tranquilidad; placentera calma que se refuerza en los dos últimos versos del poema: “mudos nos miraremos a los ojos/ y sobre nosotros caerá el silencio de la felicidad”, cuando el violín solista desaparece, para dejar el colchón de cuerdas, en una quietud casi mística. Una última frase de violín cerrará uno de los lieder más bellos del catálogo del compositor de Munich.

Cäcilie

Segundo de una serie de cuatro lieder compuestos en 1894, al que también pertenece Morgen. Sobre texto del dramaturgo y periodista alemán Heinrich Hart (1855-1906), Strauss compuso este lied el día después de su matrimonio con la soprano Pauline de Ahna, como regalo de bodas para ella. Dotado de una riquísima orquestación, marca de la casa, Strauss vuelve a recurrir a instrumentos solistas para dialogar con la voz. Concebido originalmente en la tonalidad de Mi Mayor, hoy en día es habitual escucharlo medio tono más grave, para conseguir la tonalidad ‘Heroica’ de Mi bemol Mayor (llamada así por ser la tonalidad original de la tercera sinfonía de Beethoven, con este sobrenombre).

Allerseellen

Última de las 10 canciones que integran el opus 10 del compositor, Strauss compuso este emotivo lied en 1885 con tan sólo veintiún años de edad. Pertenece, por tanto, a la etapa previa a la eclosión Wagner-Liszt en su obra, y enlaza directamente con la tradición representada por Mendelsohnn, Schumann y Brahms, más acorde con el carácter íntimo del género. La canción escrita sobre tres estrofas con una idéntica conclusión, se inicia con una evocadora melodía, la misma que al inicio de la tercera estrofa repetirá la voz, cerrando el nostálgico círculo que nos propone el poema, ya que las flores que inocentemente aparecen al principio de la canción, no son más que variedades de lo que conocemos como crisantemos. De esta forma lo que al inicio es una mera insinuación adquiere tan sólo en la última estrofa su terrible y verdadero significado que entronca con el título: “Día de difuntos”.

Zueignung

Esta “Dedicatoria”, pues ese es su título en castellano, se incluye también en el joven opus 10 del compositor (1885), aunque su orquestación data de 1940, cuando la soprano Viorica Ursuleac (esposa del amigo del compositor y director de orquesta Clemens Krauss) la solicitó para que le sirviera en sus giras de conciertos en solitario. Zueignung es una pieza brevísima, que apenas supera el minuto y medio de duración, en la que el compositor hace gala de una condensación de medios espectacular, demostrando que se puede llegar a emocionar también en periodos de tiempo tan escasos. A través de una orquestación plenamente formada -al haberla realizado a las puertas su último periodo compositivo-, comienza a vislumbrarse una técnica que eclosionará para asombrar al mundo en los celebérrimos cuatro últimos lieder.

Meinem Kinde

La relación entre Richard Strauss y soprano Pauline de Ahna fue de todo menos tranquila, lo que influyó sobremanera en el catálogo del compositor, que refleja grandes periodos de crisis (la ópera Intermezzo está escrita al borde de la separación) o de profunda ironía (La mujer silenciosa trata de ilustrar el carácter de su esposa). Pero también los momentos felices nos regalaron bellas páginas como este Meinem Kinde (“Mi niño”), escrito tras el nacimiento de su hijo Franz el 12 de abril de 1897. Estructurado como una inocente canción estrófica que, sin embargo, rebosa belleza, Strauss recurre de nuevo al diálogo voz- violín, para poner sobre el papel un poema de Gustav Falke y convertirlo en un auténtico himno al amor paternal.

Heimliche Aufforderung

Tercer lied del opus 27, hermano de Morgen y Cäcilie. Sobre texto del poeta y filósofo anarquista John Henry Mackay, el poema se puede calificar de todo menos de discreto. Esta “Secreta invitación” de la que habla el título es una poco disimulada propuesta de encuentro sexual en los arbustos de un castillo tras una fiesta. Strauss comprende el texto y para la ocasión escribe apasionadas melodías y un denso acompañamiento con claras influencias del Tristán e Isolda wagneriano, para culminar en un grandioso clímax, que dará paso a una coda instrumental que devuelve la calma tras la exaltación.

Ständchen

Enmarcado en el opus 17 del compositor que forman los Sechs Lieder (1885-1887), fue creado en la época en la que Strauss deja su puesto de director musical de la corte en Meiningen y se traslada a Munich como tercer director de la Ópera de la ciudad. Con poco más de veinte años, esta primera experiencia operística influyó de manera decisiva en la escritura lírica del compositor, lo que se refleja en Ständchen. Un apasionado poema de Adolf Friedrich von Schack sobre un clandestino encuentro de dos amantes en medio de la noche es el punto de partida para una música plenamente descriptiva, que introduce de lleno al oyente en la sensación de expectación y excitación propia del protagonista, con un sorprendente sentido dramático y habilidad para crear tensión impropios de tan temprana edad.

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